5 errores comunes del liderazgo

Muchos directivos y directivas creen que liderar es simplemente cumplir con las tareas asignadas y mantener al equipo obediente y ocupado. Nada más lejos de la realidad. Liderar significa asumir un rol claro que inspire, cohesione y focalice el grupo, de forma organizada. Sin embargo, es fácil caer en ciertos errores que desvían al líder de su rol, y que afectan tanto al equipo como a los resultados.
Estos errores, suelen pasar desapercibidos, aunque tienen un impacto dramático: ineficiencia, equipos desmotivados, tensiones internas y resultados que no se materializan. Reconocerlos a tiempo es clave para retomar el camino y fortalecer el liderazgo. A continuación, exploramos los cinco errores más comunes y cómo solucionarlos.

Errores del líder

Fallos frecuentes de los líderes que están fuera de rol

Escalar decisiones hacia arriba

Uno de los errores más comunes al asumir un rol de dirección es dejar de tomar decisiones necesarias en su nivel, de forma autónoma y optar por escalarlas en los niveles superiores. Muchos creen que así cubren sus espaldas o aseguran que todo se haga “de la forma correcta”, cuando en el fondo encubren incapacidad de estudiar a fondo los temas, miedo a decidir sola o solo, o necesidad de escudarse en el nivel superior de autoridad para justificar las decisiones que puedan tomar alegando un «los de arriba nos obligan…«.

Independientemente de los motivos ocultos, esta práctica tiene un alto coste para el equipo y para la necesaria confianza en su autoridad.

Cuando un líder cede su responsabilidad hacia arriba, las decisiones se lentifican, paralizan la acción y se proyecta un mensaje de inseguridad y falta de liderazgo.

Esto afecta la agilidad del equipo, su productividad y un velo de desconfianza se instala debilitando su compromiso. Las personas empiezan a percibir las decisiones como ajenas e impuestas, en un proceso, a veces irreversible de desconexión, perdiendo progresivamente la energía de autoliderazgo, creatividad y motivación.

Impacto: La constante delegación hacia arriba refleja falta de resolución, autonomía y debilita su credibilidad y su liderazgo.
Consecuencias: Equipos desmotivados, que ven las decisiones como imposiciones y dejan de confiar en quien les dirige.

Liderar significa asumir la responsabilidad de las decisiones fuertes , aquellas que corresponden al cargo y que no pueden tomarse en los niveles inferiores.

Falta de límites y dirección

La falta de claridad en las tareas y los límites es otro error común que afecta al liderazgo. Sin un foco claro y común el equipo se desorienta. Las personas intentan organizarse por su cuenta, en un deseo de poner orden o prioridad en sustitución de un líder fuera de rol o con evasión de rol. Como no tiene el nivel de jerarquía para desempatar genera fricciones y desacuerdos.

Estas tensiones, si perduran en el tiempo, fracturan el equipo y deterioran de forma grave las relaciones y el rendimiento.

Un líder fuera de rol, que no ofrece dirección ni establece límites, que, sin intervenir, se desentiende de las luchas internas, permite que pequeñas diferencias de opiniones evolucionen hacia divisiones que perjudican la cooperación. Estos efectos negativos se reflejan en dos niveles clave:

Impacto: Un ambiente sin dirección lleva al equipo a perder cohesión, propósito y confianza.
Consecuencias: Frustración en el equipo, tensiones internas que se intensifican, que dividen y afectan al rendimiento colectivo.

Establecer límites, clarificar las tareas, construir un propósito común no solo organiza el trabajo; refuerza la confianza y reduce los conflictos innecesarios.

Falta de prioridades claras y prisas

Cuando todo parece igual de importante, el equipo se agota. Este error ocurre cuando el equipo, organizado en sus propias tareas, recibe instrucciones de completar nuevos encargos a los que su líder se ha comprometido en reuniones externas.

Con su propia sobrecarga, pierde de vista el orden y las prioridades internas del equipo. Por las prisas, tiende a asignar el trabajo sin construir sentido, sin atender las dudas o escuchar propuestas de los y las colaboradoras y, además, tiende a respaldarse en las personas más eficientes, lo que les genera sobrecarga.

Este cúmulo, provoca sentimientos de desorganización. No saber qué se espera, ni dónde vamos, lo que desarrolla sentimientos de improvisación y un estilo directivo de imposición. Poco a poco se normaliza el desequilibrio de cargas de trabajo, donde ya es norma que las personas menos productivas reciban menos encargos. Con el tiempo, esta percepción de injusticia deriva en resentimiento y frustración, afectando el compromiso del equipo.

Impacto: El desorden en las prioridades y la improvisación, desestructura la organización y desorienta la dinámica de trabajo del equipo.
Consecuencias: Agotamiento colectivo, cargas desiguales y una caída del compromiso y de la energía creativa y de motivación.

Establecer prioridades claras y gestionar el tiempo permite organizar tareas con sentido, distribuir la carga de forma equitativa y mantener al equipo enfocado y motivado.

No proteger al equipo de la sobrecarga

Cuando una tarea exige más horas de trabajo o trabajar a contrarreloj detrás suele haber un líder que no protege al equipo de la sobrecarga y permite que las demandas externas excesivas para la dimensión del equipo se acumulen, sin poner límites ni renegociar plazos. Prolongado en el tiempo, este error crea un clima de no dar abasto, de hacer malabarismos, y de ahogo.

El resultado es un equipo desbordado, con altos niveles de estrés, ansiedad y burnout, mientras la motivación cae en picado. Esto ocurre porque las tareas no se ajustan al tiempo ni a los recursos disponibles, lo que afecta tanto al rendimiento como al compromiso.

Impacto: La falta de criterio de realidad y la exigencia provocan el desequilibrio en las cargas de trabajo, lo que desgasta al talento y debilita la confianza en el liderazgo.
Consecuencias: Reducción de la moral, pérdida de energía, errores, bajas y enfermedad. La entrega de talento por parte del equipo decae. baja eficiencia en el equipo.

Un líder efectivo organiza las tareas de forma realista, ajustándolas a los recursos disponibles y protegiendo al equipo para mantener el equilibrio y la motivación.

No Permitir una comunicación abierta

La comunicación deficiente es otro error que afecta gravemente al liderazgo. Cuando las reuniones se llenan de silencios incómodos y las conversaciones importantes se trasladan a los pasillos, eso pone en evidencia obstáculos para confiar en su líder.
En lugar de abordar los problemas directamente, los equipos recurren a murmullos, tensiones latentes, lo que agrava los conflictos. Este error ocurre cuando no se establece una cultura de hablar de los problemas, diálogo abierto para resolverlos, ni se fomenta un entorno de seguridad psicológica para expresar ideas.

Impacto: La falta de comunicación abierta y directa debilita la confianza, fomentan tabús y rechazo a resolver las tensiones internas.
Consecuencias: Los conflictos latentes crecen y afectan tanto la cohesión como el rendimiento del equipo.

Promover una comunicación abierta, fomentar la confianza en el equipo y estructurar un entorno psicológicamente seguro y respetuoso son pasos clave para fortalecer las relaciones y garantizar la cohesión

Cómo evitar los errores y fortalecer el liderazgo

Los cinco errores más comunes cuando un líder está fuera de rol incluyen: escalar decisiones en niveles superiores, falta de límites y dirección, ausencia de prioridades claras y prisas, no proteger al equipo de la sobrecarga de trabajo, y no fomentar una comunicación abierta. Reconocer estos errores no siempre es sencillo, y cuando el líder toma conciencia de ellos, es crucial actuar para corregirlos.

No tomar medidas para corregir estos errores implica claras consecuencias para el equipo: frustración, tensiones internas y resultados por debajo de lo esperado.

Corregir estos fallos no solo es necesario, sino que también representa una oportunidad para mejorar como líder, fortalecer la confianza del equipo y alcanzar los objetivos con éxito.

Un liderazgo consciente se construye día a día, aprendiendo de los errores y tomando decisiones que inspiren y motiven a las personas más importantes para los resultados: tu equipo.

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